En 1855 el maestro sombrerero GUERRA recibió el primer pedido de suministro de sombreros para el orgulloso ejército de Saboya. Artesanos y verdaderos 'artistas del sombrero' se unieron a los ya existentes, llevando la fábrica de sombreros a su máxima expansión. La crisis del sector, allá por los años 50, orientó las exportaciones a países y mercados cada vez más lejanos, que supieron apreciar el arte, la pasión y el tesón de un producto tan particular.

Desde 1855 hasta hoy muchas cosas han cambiado pero el sombrero siempre ha sido testigo de acontecimientos, en la cabeza tanto de generales como de rebeldes, comerciantes y artesanos, eruditos y escritores, poetas y reaccionarios, estadistas y jefes de estado.